miércoles, 28 de marzo de 2007

Las cáscaras de altramuz

Tengo un perro en casa. Es una lacra. Con que sólo 3 ó 4 como él hubiesen estado en el Egipto bíblico, las plagas habrían sido ocho, no siete. Lo muerde todo, huele mal, ladra a las 6 de la mañana, no sabe lo que es un fin de semana y con sus visitas al veterinario ya habría podido comprarme una playstation. Pero lo que más me saca de quicio es que no es capaz de mear ni cagar en la calle. Le cebo, le doy agua hasta reventar, le saco (he llegado a tenerle dos horas seguidas en la puta rue para que lo haga de una vez) y el tío se aguanta. Hasta se le ve sudar y caminar raro de tanto apretar el culo para aguantarse. En el momento que yo me canso y enfilamos el camino a casa, el tío corre como un desesperado... y en cuanto entra por la puerta te deja el regalo en el parquet de la entrada, o en la cocina, o en el pasillo. Donde sea, la cosa es hacerlo en casa.

Pero esta mañana, cuando el límite de mi paciencia estaba por ceder, oí una cosa en la radio que me hizo pensar en lo que Igor (es Áigor) le decía al doctor Fronkonstin, que "podría ser peor":

Un oso panda caga 20 kilos de mierda al día.

2 comentarios:

gonzalomelero dijo...

¡¡¡Pero al menos lo hace en el monte!!!

Anónimo dijo...

Los peces no molestan, no hacen ruido, no te mean,no hay que sacarlos a pasear...