jueves, 13 de agosto de 2009

Pequeños placeres cotidianos

Uno puede siempre encontrar pequeños placeres hasta en las situaciones más adversas (al menos las que yo he vivido, supongo que cuando estás siendo torturado en un sótano infecto con un hierro caliente por una secta de psicópatas nazis necrófilos las posiblidades disminuyen...). La cosa es que llevo unos cuantos días muy fastidiado, por no decir jodido de verdad, gracias a uno de los gremios más odiosos que pisa esta ya de por sí odiosa ciudad que es Madrid: los caseros. Más en concreto los que he tenido la desafortunada ocasión de encontrarme y más en concreto aún éste último.

Pues bien, en medio de las ganas que tengo de prenderle fuego a todo, acabo de abrir el pincho que me preparo todos los días para comer en la oficina a media mañana… y no me acordaba de que hoy me lo había preparado de bonito con mayonesa. Los próximos 3 minutos serán un oasis en medio del desierto.

No hay comentarios: