Estoy ahora mismo escuchando (sin haberlo solicitado) una extensa conversación entre dos pijas redomadas madrileñas que se sientan a mi lado en el trabajo. Llevan 20 minutos hablando de viajes. Entre "tía" y "tía" (o sea, tía), ya ni sé la de gilipolleces que han metido.
Señoras y señores, si alguien quiere ver garrulos en estado puro que se olvide de ir a cualquier pueblo perdido de nuestra rica y extensa geografía nacional, basta con dejarse caer por Pozuelo de Alarcón.
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