Además, tampoco sé por qué tanta depresión, precisamente ahora que uno de mis grandes amores (después de Elena Anaya, a la que me crucé dos veces en la plaza de Callao en el mismo mes, en lo que ha sido mi más intensa relación con una estrella) se acaba de divorciar y ha vuelto a entrar en el famoso mercado por la puerta grande: Natalie Imbruglia. Es público y notorio que aún no estamos juntos porque, a pesar de estar hechos el uno para el otro, a ella se le ocurrió nacer en Australia y aún no sabe de mi existencia. Por eso siente un vacío en el pecho que no sabe cómo llenar y al que no le puede atribuir causa conocida alguna. Ese vacío soy yo, Nati. No sufras, voy hacia tí...

1 comentario:
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